jueves, 13 de septiembre de 2012

Blanco&Negro

Se que faltaron razones, se que sobraron motivos contigo porque me matas y ahora sin tí ya no vivo… Tú dices blanco, yo digo negro; tú dices voy, yo digo vengo. Miro la vida en color y tu en blanco y negro.
Me odias, me quieres, siempre contracorriente; te llevo en mi mente desesperadamente. Por mas que te busco eres tu quien me encuentra.  Dicen que el amor es suficiente, pero no tengo el valor de hacerle frente. Tu eres quien me hace llorar, pero solo tu me puedes consolar. 
Te regalo mi amor, te regalo mi vida. A pesar del dolor eres tu quien me inspira. No somos perfectos, solo polos opuestos te amo con fuerza te odio a momentos… 
Te regalo mi amor te regalo mi vida, te regalo el sol siempre que me lo pidas. No somos perfectos solo polos opuestos; mientras sea junto a ti siempre lo intentaría.
¿Y que no daría? Si eres mi mundo si con tus manos curas mis heridas. ¿Qué no daría? Si solo a tu lado, puedo llorar y reír al sentir tus caricias… 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

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Y me contó la historia de un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos. Pero sabía o creía saber, que una estrella no podría ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando la estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dió unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiese volado hacia arriba a reunirse con su estrella. Las cosas que vemos son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría.