sábado, 28 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

Mi chico.

Hay días malos, momentos malos, discusiones, diferentes puntos de vista, diferentes gustos, distinta edad, piques, cosas que nos sacan de quicio... Pero aunque estemos enfadados, aunque no nos aguantemos, aunque estemos distanciados; toas las mañanas lo primero que hago es mirar la pulsera que me regalaste y pensar que aunque llevemos días sin hablarnos podré contar contigo para lo que sea, que me cogerás el teléfono, que me hablarás y que intentarás que se me pasen los problemas. Que cada vez que discutimos pienso en todo lo que hemos pasado, en que hemos callado muchas bocas que pensaban que no duraríamos, nos hemos enfrentado a gente que no quería vernos juntos, hemos superado bajones, peleas y muchas mierdas más; y veo que no merece la pena enfadarme contigo porque no puedo, porque te quiero demasiado, porque se lo que es vivir sin ti y no puedo, porque quiero estar contigo, vivir cosas contigo, seguir mordiéndote, enfadándote o desesperándote y luego recompendándote. Quiero hacerte de rabiar, discutir, reconciliarnos, hacerte regalos, comprarte chuches, lo quiero todo contigo. Ya sabes: "no me importa el sitio, lo único que em importa eres tú".
Eres el chico de mi vida.

jueves, 12 de enero de 2012

14.

Cuando alguien está destinado a entrar en tu vida, entra. Da igual, cuándo, cómo y por qué; pero lo hace con una fuerza tremenda.
Hace dos años que conozco a una de las personas más increíbles e importantes de mi vida, y entró en ella de casualidad.
Te quiero más que nada en el mundo.

sábado, 7 de enero de 2012

Las mujeres que aman demasiado.

Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado.
Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con "él...", estamos amando demasiado.
Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta, estamos amando demasiado.
Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él, estamos amando demasiado.
Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, sin duda estamos amando demasiado